“Le robé a un vecino unos casetes viejos de los Beatles. Aunque él preguntaba por ellos, yo no se los di –cuenta Cirerol–. La primera canción que me conmovió es una instrumental que grabaron con Tony Sheridan, Cry for a Shadow ¡Esa rola me fascinó!”.
De Mexicali, esa tierra algodonera de la que dice “hay muchas pistolas y balas y más pistolas”, el cantante salió a buscar fortuna... o lo que fuera. No cuenta detalles, pero al parecer rodó tocando por todos los teibols (griles) y bares de carretera que encontró.
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